La Iglesia de Santa Marina de Puerto de Vega es un templo religioso situado en el municipio asturiano de Navia, en el norte de España. Considerada “La catedral del barroco rural del occidente de Asturias” esta iglesia es uno de los monumentos más destacados de la localidad y uno de los edificios religiosos más importantes de la región de Asturias.
Declarada recientemente Bien de Interés Histórico, fue construida por los avilesinos José González Muñiz y José Menéndez Camina, entre los años 1730 y 1749, a costa de los vecinos y, especialmente, del poderoso Gremio de Marinería y Comercio.
Además de los populares retablos, alberga en su interior el órgano más antiguo de Asturias, es de finales del siglo XVI. Su construcción fue financiada con aportaciones de los vecinos entre 1731 y 1749.
Destacan al exterior las dos torres, coronadas por chapiteles de pizarra y el cuerpo central, que a partir de elevadas pilastras, dispone de una puerta de arco rebajado, balcón volado, reloj y espadaña con frontón.
Al Sur, un amplio cabildo sobre columnas toscanas, repuestas recientemente, con una cruz en el suelo, restos de las dotaciones de tumbas del interior, datadas en la primera mitad del siglo XVIII. En el interior, consta de una única nave, muy ancha y cubierta con bóveda de nervios, que también cubre las dos amplias capillas laterales definidas por el crucero, el cual se remata con cúpula sobre pechinas.
Pero la obra maestra es la retablería barroca, obra del escultor José Bernardo de la Meana, especialmente el retablo mayor, propio del barroquismo exaltado, aunque con imaginería rococó, presidido por la talla de la santa titular so bre la que destaca un medallón que representa el martirio de la santa orensana y el retablo de la Virgen del Carmen, con un prodigioso medallón central que representa la entrega del escapulario carmelitando a San Simón Stock. Fueron restaurados en los años 1996-97.
El púlpito labrado, procedente de la iglesia antigua; el órgano fechado a finales del siglo XVI (restaurado por Gerald Grenzing); la talla de san Blas, del siglo XV, procedente de la malatería de San Lázaro de Barayo, del patronato de los Ferrera y Velarde, pero adscrita a esta iglesia parroquial, de la que percibía parte de sus diezmos; el cáliz donado por Juan Pérez Villamil, redactor del Bando de Móstoles y la custodia de la Fundación Lebrón son otros elementos artísticos destacables.
Al lado de la Epístola, una placa recuerda que los restos mortales de Jovellanos estuvieron allí enterrados durante tres años.
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